Imprimir

El ganglio ciliar: El guardián de los ojos
Experiencia con la inyección del ganglio ciliar (inyección retrobulbar) en una consulta de Terapia Neural

Hans C. Peyer
Médico. Suiza
Sonnmattstrasse 23 A - CH - 3506 Grosshöchstetten, Suiza

--Encuentro Internacional de Terapia Neural. Cuba 2002--

El autor presenta un procedimiento terapéutico en el tratamiento de los trastornos de la vista con una casuística personal. Se describen las técnicas de inyección, así como las medidas de seguridad incluyendo ejemplos típicos que muestran la eficacia de la inyección del ganglio ciliar que puede producir mejorías permanentes de la visión.
 
Las enfermedades de los ojos que muestran una disminución de la visión así como también los casos en que los ojos pueden producir por sí mismo un campo de interferencia, establecen una indicación clara para la aplicación de la técnica de inyección del ganglio ciliar.

Introducción

Estimado presidente del congreso y estimados colegas: es para mí un placer de estar aquí con ustedes y tener la oportunidad de presentar mi experiencia con el trabajo realizado con el ganglio ciliar. Como Suizo mis saludos muy especiales a los colegas cubanos y les doy las gracias por la invitación.

La Terapia Neural (TN) según Huneke constituye para mí como profesional especializado en medicina general y desarrollando esta actividad en un consultorio ubicado en las cercanías de la campaña en la región del Emmental en Suiza, un enriquecimiento efectivo de mis conocimientos pudiendo desenvolverme así en mi actividad médica con una eficacia muy superior.

Hace alrededor de siete años participé en un congreso de TN en la ciudad de Interlaken en Suiza, presidido por nuestro apreciado maestro Dr. Peter Dosch. Ha pasado mucho tiempo pero todavía sigo escuchando como Peter Dosch con su voz autoritaria comentaba "no es posible que un suizo que está sufriendo tenga que desplazarse hasta el Tirol para poder recibir una inyección curativa en el ganglio ciliar", lo que se convirtió en un estímulo constante para que yo pudiera adquirir mi experiencia práctica aplicando cada vez más este método.

Primer ejemplo práctico

Después de algunos días de haber participado en el congreso mencionado y donde pude asimilar los conocimientos teóricos básicos de la inyección del ganglio ciliar, tuve que hacer de improviso mi primera experiencia práctica:

La señora G.K. de 47 años concurre a mi consultorio y muestra una sintomatología vegetativa de estrés, temor intenso y dolores que cambian permanentemente de localización. Hasta ese momento yo había aplicado siempre en estos casos inyecciones intravenosas de procaína, inyecciones en la tiroides, en la cicatriz de las amígdalas y en varios dientes que habían sido tratados anteriormente en su raíces, con el objetivo de alcanzar la estabilización de la situación psicovegetativa. Este tratamiento tuvo en la señora G solo un efecto pasajero.

La paciente concurre nuevamente a mi consulta, esta vez se trata de una urgencia. Desde hace algunas horas ha aparecido un nuevo síntoma: dolor muy intenso en el ojo derecho. La señora describe el dolor como intolerable, desearía con gusto arrancarse el ojo mencionado. Aparece como una paciente muy nerviosa, descontrolada con tendencia a hiperventilación. El párpado superior del ojo derecho muestra un temblor permanente, las conjuntivas están enrojecidas e inyectadas. La decisión debía tomarse inmediatamente, ahora o nunca, recomendar un viaje al Tirol era imposible. Rápidamente repasé las recomendaciones técnicas en el libro de Peter Dosch. La paciente se ubicó en la camilla con la mirada hacia arriba, hacia la izquierda y adentro.

Preparé mi inyección de procaína 1% y con la punta de mi dedo índice desplacé el bulbo ocular muy suavemente en dirección arriba y nasal. Ubiqué la aguja con un largo de 35 mm en posición hora 07.00, y la introduje cuidadosamente en el piso de la órbita con dirección sagital debajo del bulbo ocular, intentando elevar la dirección después de dos centímetros hacia atrás-arriba-adentro, hasta que la punta de la aguja alcanzara con absoluta seguridad alrededor de tres centímetros retrobulbar. Muy tenso y con viva atención me dispuse a esperar la reacción de esta Terapia. La paciente que cerraba fuertemente sus labios por el dolor intenso en el ojo, comenzó de improviso a sonreír y me informó que los dolores habían desaparecido. Al certificarme el éxito de la TN estábamos paciente y médico radiantes de felicidad.

Tres semanas más tarde concurre la paciente en la noche como urgencia y muestra otra vez una sintomatología dramática similar. Después de repetir la inyección del ganglio ciliar se obtuvo una remisión permanente y no ha sido necesario repetirla hasta el presente en esta paciente.

Este resultado me obligó a incorporar este método a mi repertorio de la TN pese a que muchos colegas están atemorizados e incluso espantados por la cercanía de la inyección con el bulbo ocular .

Como nosotros podemos aprender con ejemplos prácticos, deseo presentarles otro caso muy interesante: 

Segundo ejemplo práctico

Una maestra de la escuela secundaria L.Z., a quien conozco desde hace muchos años, concurre a mi consultorio el año pasado y describe una enfermedad aguda de los ojos. Dos semanas antes fue medicada por un oculista sin poder observar ninguna mejoría. Se le diagnosticó una queratitis herpética del ojo izquierdo. Se le trató con un virustático y la paciente comenzó con visión doble. La inyección única del ganglio ciliar efectuada de acuerdo a la técnica descrita más arriba, mostró una mejoría rápida de los trastornos oculares, en especial del enrojecimiento de los ojos. A través del agrandamiento de la pupila y del estrabismo compensatorio desapareció la visión doble en menos de treinta minutos. Después de dos días se observó la curación de la lesión herpética de la córnea, que fue certificado con mucho asombro por el oculista.

Estos resultados deberían alentar a los médicos generalistas a buscar el trabajo conjunto con oculistas escépticos que creen como en el refrán "el campesino que no conoce algo, no está dispuesto a comerlo" y adoptan una posición defensiva no queriendo modificar sus esquemas terapéuticos. La propagación de estos métodos como por ejemplo la inyección del ganglio ciliar permitiría ayudar a combatir los sufrimientos de muchos pacientes.

Procedimiento

En la introducción del libro de Peter Dosch sobre la técnica de la TN encontramos un conocido dicho del soldado de caballería; "Para superar un obstáculo, pon todo tu corazón sobre el mismo y lánzate tras él", refiriéndose a la técnica de la TN y especialmente a la aplicación de una inyección como la mencionada más arriba, que no pertenece a la rutina diaria, donde deberíamos evitar toda clase de temores y concentrarnos para tener éxito.
Como cada método de la TN, también en la inyección del ganglio ciliar debemos aplicar la siguiente regla:

  1. Localización del pichazo
  2. Dirección del pinchazo
  3. Profundidad del pinchazo
  4. ¿Existe una descoagulación?
  5. Miedo a la inyección por parte del paciente que puede desencadenar reacciones psicológicas de aversión.

gangli ciliar Es muy importante conocer las relaciones anatómicas para poder aplicar con éxito una inyección del ganglio ciliar. A continuación me referiré a las características anatómicas como son presentadas en los libros de Peter Dosch y Hans Barop.

El ganglio ciliar tiene un tamaño aproximado de 2 mm y está ubicado entre el tercio posterior y el tercio medio de la órbita entre el fascículo óptico y el músculo recto lateral. Por detrás y lateral del ganglio ciliar, aparece la arteria oftálmica alrededor del nervio óptico que dispone de fibras simpáticas y parasimpáticas. El componente simpático es responsable de la nutrición del ojo, de los vasos del ojo, del músculo dilatador de la pupila, y de los músculos tarso y ocular. Las fibras parasimpáticas abastecen al músculo esfínter de la pupila y al músculo ciliar. Las fibras sensitivas provienen del nervio nasociliar y corresponden a la primera rama del trigémino y abastecen la membrana coroidea, iris, cuerpo ciliar y la cornea (tabla I).

Tabla I : Anatomía del ganglio ciliar

  • 1-2 cm detrás del bulbo óptico, lateral del nervio óptico, por dentro del músculo recto lateral
  • componente parasimpático: músculo esfínter de la pupila, músculo ciliar
  • componente simpático: vasos del ojo, músculo dilatador de la pupila, músculo orbitario, tarso superior e inferior

 

En lo que se refiere al material debemos evitar producir una herida de los vasos ubicados por detrás del bulbo ocular utilizando una cánula de 30 hasta 35 milímetros de largo. Yo utilizo una cánula de 35 milímetros que se atornilla a una jeringa especial de uso dental (Karpulenspritzen) donde tenemos la seguridad absoluta de poder aspirar antes de inyectar. En cada inyección es suficiente aplicar 0,5 hasta 2 mililitros de procaína 1%. En cantidades mayores puede producirse una exoftalmia, la que también puede aparecer cuando la lesión de los vasos sanguíneos permiten el desarrollo de un hematoma retrobulbar. De acuerdo a la literatura consultada puede aparecer un hematoma por cada ochenta inyecciones si fueron realizadas con una técnica adecuada.

Además se trata de una hemorragia venosa sin consecuencias, pero que se desarrolla en pocos minutos. El paciente muestra rápidamente un ojo negro. Por suerte yo no he vivido esta complicación hasta el presente.

ciliar Inmediatamente después de la inyección del ganglio ciliar aparecen los efectos de la procaína que se mantienen por unos treinta minutos, el tiempo de resorción del anestésico local. La pupila se dilata hasta mostrar una midriasis, la visión doble se manifiesta por la parálisis temporal del músculo recto medio que conduce a un estrabismo hacia fuera. La presión intraocular disminuye por la interrupción de los impulsos parasimpáticos y simpáticos (disminución de la producción de líquido en la cámara ocular y aumento de la eliminación del líquido intraocular).

La cabeza del paciente acostado o sentado, debe fijarse. Con los ojos abiertos va la vista del paciente hacia arriba y al lado contrario. El paciente debe evitar movimientos oculares durante la inyección. El terapeuta coloca su dedo índice con muy poca presión en el párpado inferior y desplaza el bulbo ocular hacia el medio y hacia arriba. El pinchazo se realiza en el borde inferior de la órbita en posición hora 07.00 a la derecha, en hora 05.00 a la izquierda. La dirección del pinchazo es sagital con una muy pequeña desviación hacia el suelo de la órbita por debajo del bulbo ocular.

Después de unos dos centímetros, al tomar contacto con el hueso, se retrocede la jeringa y se procede a elevar un poco la punta de la aguja y se avanzará todavía un centímetro en dirección de la parte posterior de la órbita. Después de aspirar cuidadosamente, se realiza muy lentamente la infiltración.

Después de esta pequeña presentación sobre las consideraciones anatómicas, fisiológicas y técnica de la inyección del ganglio ciliar, deseo referirme a otros dos casos donde se puede recomendar la aplicación de este método de TN.

Tabla II: Características a tener en cuenta

  1. Después de la inyección: Midriasis, exoftalmia, parálisis ocular (pasajera)
  2. Hematoma retrobulbar (venoso o arterial)
  3. Muy importante: (derecha hora 07,00, izquierda hora 05.00)
  4. Dirección del pinchazo, profundidad del pinchazo (máximo 35 mm)

Tercer ejemplo práctico

Después de haber aplicado muchas veces esta inyección del ganglio ciliar había podido disminuir mis temores y mejorar notablemente la técnica de aplicación.

Se trata de una paciente de 70 años, C.E., que padece de una disminución aguda de la visión y al mismo tiempo de mareos. Consulta a un oculista pensando que probablemente necesita lentes nuevas. El oculista envía inmediatamente a la paciente a la clínica universitaria para realizar exámenes especiales. Allí se diagnostica una fibroplasia central izquierda y una perforación de la mácula derecha. Se le informa que probablemente perderá 90% de su vista y solamente sería posible en el futuro diferenciar entre claro y oscuro. Desde el punto de vista de la medicina escolástica no existía ninguna posibilidad de efectuar un tratamiento. La paciente debería internarse en un asilo para ciegos. La señora me escribe una carta informándome que de acuerdo a ese pronóstico su vida no tiene más sentido, prácticamente debe sólo vegetar en una oscuridad casi absoluta. Ha decidido ingresar a una sociedad (EXIT) donde todos sus miembros esperan morir sin obtener ninguna asistencia médica que pueda prolongar su vida.

Después de realizar varios tratamientos de TN, especialmente buscando campos de interferencia que fueran responsables de la sintomatología mencionada. Como no obtuve ningún resultado positivo, opté por inyectar ocho veces al ganglio ciliar. Después de seis meses envié a la paciente a un oculista neutral para realizar un control. Con mucha tensión esperé el resultado de estos exámenes. En el informe pude leer: agudeza visual con corrección para objetos cercanos y lejanos 1.0, con un comentario lapidario, la terapia ha ayudado un poco.

La paciente me agradeció regalándome una moneda de oro y con estas palabras: "debo agradecerle para siempre por su ayuda médica y el apoyo moral que ha permitido dominar mis trastornos oculares".

Después de seis años de haber realizado el tratamiento mencionado, la paciente a permanecido fiel habiéndola tratado también por otros trastornos. Los exámenes oftalmológicos han mostrado hasta el presente una situación estable.

Cuarto ejemplo práctico

Para terminar esta presentación quiero mostrarles otro caso donde se puede documentar la impotencia de las posibilidades terapéuticas convencionales.
El señor C.B., de 36 años, fue enviado por un amigo dermatólogo para TN. Como diagnóstico de la clínica universitaria  presenta una iridociclitis izquierda después de enucleación derecha. También tuvo una perforación grave del bulbo ocular en ambos lados.

Desde 1982 tiene una prótesis de vidrio ocular derecha. Desde 1992 en tratamiento por una queratoconjuntivitis izquierda. En el diagnóstico diferencial se postuló también una oftalmía simpática y se aplicó una fuerte dosis de esteroides. A pesar de ello aparecieron desde 1995 ataques de iridociclitis de tal manera que el señor B prácticamente podía ver únicamente a través de una niebla densa.

Había comenzado con inyecciones en la región del ojo enucleado a la derecha sin obtener reacciones subjetivas importantes. Pese a que la enucleación de un ojo es una contraindicación relativa para efectuar una inyección del ganglio ciliar del otro lado, decidí aplicar este método en dos oportunidades. Inmediatamente se produjo una mejoría de la agudeza visual que hizo importante la realización de una nueva corrección de los lentes. No se produjeron más episodios inflamatorios aunque la turbiedad de la visión no se modificó. Un año más tarde se decidió realizar una operación de cataratas para superar este inconveniente. He controlado al paciente hace dieciséis meses y las relaciones oculares habían permanecido estables.

He tratado con esta presentación de despertar el interés en ustedes de la posibilidad de aprender esta técnica y de aplicarla en sus pacientes con trastornos oculares, intentando traer un poco de luz en una situación tan sombría.