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David Vinyes
Médico. Sabadell (Barcelona)

-- Encuentro Internacional de Terapia Neural. Patagonia - Argentina 2006 --

dialegAquel que trabaja con las manos es un obrero
Aquel que trabaja con las manos y con la mente, es un artesano
Aquel que trabaja con las manos, con la mente y con el corazón, es un artista.

La persona que acude, paciente, suele esperar nuestra respuesta, nuestra acción. A veces nos sentimos solos e inseguros frente a la hoja en blanco que debemos rellenar con las supuestas respuestas correctas. Hemos sido educados (médicos y pacientes) para centrarnos en la búsqueda del diagnóstico y tratamiento correctos. Nos dicen que nuestra buena y mala praxis dependen de ambos. Los protocolos a seguir nos acercan a esa seguridad pretendida.

Nuestro experimento consiste en construir  un protocolo en Terapia Neural que nos aporte un máximo de seguridad, nos exime de cierta libertad y que conserve, a su vez, una porción de arte.

Peter Dosch es uno de los máximos representantes de la docencia de la Terapia Neural en el mundo y hacía hincapié en El saber dónde. Construyamos pues un instrumento que encuentre dónde inyectar.

Se define como instrumento al conjunto de diversas piezas combinadas adecuadamente para que sirva con determinado objeto en el ejercicio de las artes y oficios. En nuestro experimento tomamos como piezas al ser humano (un mínimo de dos) y como método, el diálogo.
Se dice método fiable al que ofrece seguridad o buenos resultados, y los datos fiables son aquellos creíbles, fidedignos, sin error.
La seguridad (certeza) es el conocimiento seguro y claro de algo, firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar.
Mientras la eficacia es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera, la eficiencia es la capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado, y la exactitud es la puntualidad y fidelidad en la ejecución de algo.
El éxito sería el resultado feliz de una actuación, la buena aceptación que tiene alguien o algo.
Encontrar es dar con alguien o algo, con o sin buscarlo.

El dialogotrón

Es el instrumento con el que hemos experimentado para encontrar los puntos de inyección en Terapia Neural y precisamente cumple todos estos requisitos: es fiable, seguro, eficaz, eficiente, exacto, no deja opción al error y asegura un éxito absoluto.

Los cuentos suelen incluir siempre una dificultad a superar, un enigma a resolver, un gigante a quien derrotar o quien sabe, quizás un molino a quien vencer.
En este caso la dificultad puede estar en la sencillez de su uso.

Búsqueda del instrumento

Los requisitos de partida fueron la seguridad y la exactitud.
Decidimos rechazar los instrumentos que nos apartasen de la individualidad de la relación, entendiendo que éstos protocolos globalizados ya existen y se pueden reservar para los momentos de mayor duda, miedo y premura.
Decidimos utilizar un instrumento que nos pudiese orientar y guiar sobretodo en los momentos de menor intuición.

El Diálogo

El uso del diálogo entre un mínimo de dos personas nos pareció un buen método de inicio para la construcción del instrumento que buscábamos.
Como inconvenientes teníamos el desuso y el desprestigio de este método entre la población en general y entre la profesión médica en particular. Recordemos expresiones tan populares en la relación médico-paciente como:

El Dialogotrón

Este instrumento nos ofrece diversas opciones de introducción de datos durante su uso. Para un mayor aprovechamiento de su capacidad es recomendable utilizar un número máximo de  opciones entre las que ofrece. Algunas de éstas son:

Escuchar: prestar atención a lo que se oye.
Oír: percibir con el oído los sonidos. Atender los ruegos, súplicas o avisos de alguien. Hacerse cargo, o darse por enterado, de aquello de que le hablan.
Ver: Percibir por los ojos los objetos mediante la acción de la luz. Percibir algo con cualquier sentido o con la inteligencia. Observar. Reconocer con cuidado y atención algo, leyéndolo o examinándolo.
Tocar: Ejercitar el sentido del tacto. Estimular, persuadir, inspirar («le tocó el alma»)
Palpar: Tocar con las manos una cosa para percibirla o reconocerla por el sentido del tacto. Emplear el sentido del tacto para orientarse en la oscuridad.
Acariciar: Tratar a alguien con amor y ternura. Tocar, rozar suavemente.
Sentir: Experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas. Sentimiento del ánimo.

Uno de los aspectos más fascinantes de este instrumento es que a medida que se va utilizando, el usuario descubre que dispone de más opciones de introducción de información que hasta ahora le habían pasado inadvertidas y que son más las que quedan por descubrir.

El estudio

Reconocemos que no es posible comparar los resultados de una misma situación con y sin el uso del dialogotrón. Una vez aplicado el estímulo terapéutico neural ya se han producido cambios, y eso convierte cada situación en irrepetible.
Aún con estas limitaciones pretendíamos aproximarnos a una comparación entre las supuestas reacciones al estímulo terapéutico neural basado en la historia clínica y el protocolo y las reacciones observadas después del estímulo terapéutico neural basado en el diálogo, con nuestra experiencia como base de partida. Pronto nos dimos cuenta que esta comparación, ni que fuese sólo a modo de aproximación era, al menos, complicada, sino inalcanzable. El estudio, pues, se convierte en un relato para compartir, con énfasis en ciertas reacciones observadas.

Si en alguna cosa coinciden todos los estudios publicados en medicina y biología es que el organismo tiende al ahorro de energía, no despilfarra. Apoyados en esta afirmación ecológica podríamos decir que una diarrea, una fiebre, una inflamación, un dolor, incluso una verruga o unos simples granitos en la piel, tienen su sentido para el organismo y son una expresión del ser.

Precisamente el registro de expresiones más sutiles o de las que no quedan contempladas en los protocolos clínicos puede establecer una mayor diferencia en el momento de decidir dónde inyectar, según utilicemos o no el dialogotrón.

En ningún momento se pretende que el dialogotrón nos dé significados a los síntomas ni a otras expresiones del ser, pues esa búsqueda de significados se basa en la interpretación de cada uno y nos aleja de la opción escuchar, que es básica en este método de investigación y de relación llamado diálogo.

El uso del dialogotrón:

A modo de ejemplo:

Para un terapeuta neural resulta básico saber que la piel es posiblemente el órgano más inervado, con un mayor peso en sistema nervioso y con un mayor porcentaje de fibras vegetativas. Este es uno de los motivos por los que podríamos considerar que la piel es una de las zonas por donde la persona se expresa más. Esta riqueza nerviosa de la piel la convierte en un elemento imprescindible en el diálogo, tanto en la expresión como en la recepción de estímulos.

En ocasiones, en la opción palpación resulta importante aprovechar sus diferentes modalidades. Hay personas que expresan de un modo u otro que sienten aversión a que se les toque una zona determinada de su cuerpo. Es aconsejable introducir este dato en el dialogotrón e incluso usar al mismo tiempo la opción hablar de ello.

Una de las modalidades de palpación que aporta gran cantidad de información es la del pliegue en rodillo. A modo de ejemplo:

plec

Otra modalidad de palpación disponible es la caricia (caricia: rozar cariñosa y suavemente con la mano el cuerpo de una persona, de un animal, etc.). Si bien ésta no se contempla en la literatura médica, tiene su razón de ser. El roce suave de una zona del cuerpo del paciente con la yema de nuestros dedos también aporta datos, más o menos objetivables y en varios sentidos.

Observamos que con el uso del dialogotrón se introducen viejas formas de exploración que a menudo se encuentran en desuso. En la exploración clínica más habitual sólo se conservan las modalidades de breve palpación superficial y breve palpación profunda, con la introducción escasa de datos: dolor / no dolor.

Ariadna, 10 años

Una abuela nos pregunta si podemos ayudar a su nieta, ésta hace varias crisis epilépticas al día, a veces le dan una tregua de un par de semanas. Según le dicen es debido a que tiene varios focos irritativos en el cerebro y a que nació con una malformación llamada agenesia del cuerpo calloso. Nuestra reacción inicial fue responder que la Terapia Neural no puede hacer nada ante un foco irritativo cerebral, mucho menos si hay varios y aún menos si hay una malformación congénita.
La abuela se sentía contenta con los cambios que había percibido desde acudía a la consulta. De la Terapia Neural sólo sabía que consistía en pinchazos, no sabía nada de su teoría y nadie le había hablado del apartado «qué puede hacer y qué no puede hacer la Terapia Neural.» Así es que insistió.
Debido a que precisamente nos encontrábamos en pleno estudio del dialogotrón, decidimos utilizarlo. Lo pusimos en marcha. En el apartado escuchar apareció de nuevo la pregunta de la abuela: ¿no se podría probar?. Probemos, aconsejó el instrumento.

Nos vino a visitar Ariadna. Sus padres la trajeron en su silla de ruedas, le costaba mantener una postura erguida, no fijaba su mirada, apenas hablaba con palabras. Una de las pocas expresiones que supimos observar fue el terrible enojo después de los pinchazos.
Nos fuimos encontrando con Ariadna y su familia. Su mirada era diferente, ya te miraba a los ojos. Las ausencias y las convulsiones eran cada vez menos intensas y mucho más espaciadas. Ahora lo extraño es que Ariadna haga una crisis, ni que sea leve. Parece ser que esto le ha permitido un desarrollo, podríamos llamarlo neurológico, pero también existencial.

Sus padres nos relataban los cambios: «ahora se da cuenta que la tele está encendida y cada vez aguanta más rato mirándola, incluso reacciona según lo que ve. Se mira al espejo y creo que ahora se reconoce, sonríe. Babea menos. Controla más la orina. Ha menstruado por primera vez. Cada vez se mantiene más erguida y es capaz de andar con menos ayuda. Ahora ya anda sola. Entra y sale del coche sola, antes, esa acción era un gran esfuerzo para nosotros. Cada vez anda distancias más largas. Ya no usamos la silla de ruedas. Está muy atenta a lo que pasa a su alrededor. Duerme mucho mejor, más relajada. Cada vez habla más y más claro. Juega con más cosas. Hoy ha introducido ella la película en el video y la ha puesto en marcha. La ansiedad por comer y la caspa en el cuero cabelludo van disminuyendo. No ha tenido más infecciones en los oídos.»

Y nos informaban de las modificaciones médicas: «le van reduciendo la medicación y el EEG muestra muchos menos focos irritativos, y ahora sólo en un hemisferio.»

Ariadna cada vez tiene más recursos para manifestar su enojo por los pinchazos.
Vamos pinchando allí donde nos dice el dialogotrón, que casi siempre es en la misma zona.

Oscar, 8 años

El niño acudía con su familia quejándose de un dolor en la cadera derecha que le provocaba una leve cojera y le impedía andar medias y largas distancias y hacer deporte. Aportaban un estudio radiológico en el que se podía leer: Enfermedad de Perthes evolutiva con alteraciones significativas en la morfología (RMN) y en la vascularización (gammagrafía) de la cabeza y del cuello femoral.

En esta ocasión participamos en el diálogo, además del niño y un servidor, la mamá, el papá y el hermano mayor. El niño no quería pinchazos, por lo que decidimos usar el dialogotrón entre las cinco piezas que formábamos el instrumento en aquel momento y el resultado fue que el niño aceptaba sólo 5 pinchazos y muy superficiales (aceptar: recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga).
En los siguientes encuentros, los padres iban comentando que el niño cojeaba cada vez menos y podía andar trayectos más largos. A la cuarta visita el niño dijo que ya podía jugar a fútbol. En los años siguientes el niño no ha expresado ningún dolor ni dificultad al andar, correr o saltar.
En todos los encuentros pinchamos sólo las 5 pápulas permitidas. Entendemos que no fue el niño quien decidió, sino que el dialogotrón no aconsejó pinchar nada más en ningún momento debido a la creciente sensación de felicidad del niño y de su entorno. Todo fue fruto de un diálogo continuado.

Un señor nos comentó durante su visita que nos estaba muy agradecido porque después de pincharle en varias ocasiones sin que apreciara mejoría, le aconsejamos que acudiera a una compañero osteópata y desde entonces se sentía mucho mejor.
Parece ser que aprendimos a usar un poco mejor el dialogotrón, pues en una ocasión anterior parecida, pero en la que no habíamos usado dicho instrumento, sucedió que una mamá nos llamó para informarnos que su hijita no vendría a la cita porque se encontraba mucho mejor desde que había ido a una compañera homeópata.

Siguiendo las indicaciones del dialogotrón, a veces aconsejamos al paciente acudir a otro médico u otros compañeros. Esta modalidad la contemplamos más bien poco cuando tenemos activadas las siguientes opciones: "¿en qué me estaré equivocando?; ¿cómo es que esta persona no reacciona?; ¿dónde está el campo interferente?... ya lo he pinchado todo y sigo sin dar con él; "

Resultados

Conclusiones

Aparentar no nos ayuda, seamos médicos o pacientes, padres o hijos, pareja o amigos.

aparentar

Las experiencias anteriores nos pueden orientar o entorpecer, dependen de su rigidez o plasticidad. Si contemplamos esta foto podemos ver a unos camellos que andan por el desierto... pero ¿qué son los camellos? ¿son las imágenes oscuras o las claras?

camells

Si nos fijamos bien veremos que las oscuras son las sombras de los camellos, pues la foto está realizada desde arriba y las lomas de éstos se ven como unas manchas claras. Podríamos entender que hemos aprendido a identificar al camello en su imagen lateral, con la joroba, las patas, el cuello y la cabeza y si nos lo muestran desde arriba no lo reconocemos. Pero también podríamos entender que gracias a la sombra que proyecta un camello logramos identificarlo. Vamos, que nuestra flexibilidad mental y cultural sigue necesitando crecer.