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PAYAN
PARA BUSCAR UN MÉDICO

Julio César Payán de la Roche
Médico. Colombia










Ya en diferentes revistas y periódicos se escribe sobre lo que es la salud. Muchas personas se interesan por estos temas y son hasta vendedores. Están "IN", y mal que bien, la gente sabe que hay diferentes maneras de tratar sus problemas de salud, y que hay varios enfoques, eso es un adelanto y un punto que hay que anotarle a los medios de información, al menos abren espacios para el debate.

También el grueso público es consciente de que la droga formulada por la medicina oficial, en la medida en que puede curar unos síntomas o enfermedades, también puede tener efectos nocivos en otras partes del cuerpo.

Punto especial merecen las relaciones entre los médicos y sus pacientes. La medicina oficial al volverse de instituciones: que los Seguros Sociales, que la Cajas, que las prepagadas, que las EPS; que las ESS, que las IPS y que 200 siglas más, han llevado a una pérdida total de la que debería ser la más humana de las relaciones humanas y vale el pleonasmo: la relación entre un ser humano que se llama médico y otro que lo busca para que lo ayude y que han llamado paciente.

Aquí comienzan los líos para buscar un médico ya que muchas veces el enfermo se siente confuso, agobiado por tanta información y posibilidades, todo eso envuelto en la angustia que conleva el sentirse enfermo, improductivo e ignorante de lo que le está sucediendo, y de lo que le puede ocurrir.

En este artículo quiero presentar unas pautas para ayudarlos a encontrar un médico.

Cuando Ud. se siente enfermo, si está afiliado a alguna institución prestadora de servicios médicos, utilícela y exija una buena atención. Recuerde que con sus cuotas es que pagan al personal que tiene la obligación de servirlo, también recuerde que en caso de urgencias tienen que atenderlo así no esté afiliado. Son sus derechos de ciudadano y de ser humano. Si no tiene derechos de atención busque un Centro del Estado. Allí, con mayor razón, Ud. tiene derecho a una atención adecuada, al fin y al cabo, del Estado hacemos parte todos. Dialogue con su médico, no tenga temores, pídale que si él no le puede dar una respuesta le diga con sinceridad que no la sabe. Una buena relación humana se debe basar en la sinceridad, sobre la mentira no se edifica sino la manipulación, el atropello y la soberbia de los poderosos con cimientos de cieno. El buen médico no es el que tiene respuestas para todo y para todos, ése sólo llega a ser un buen mentiroso.

Pero puede ocurrir que, a pesar de seguir las indicaciones de su médico, tomarse todos los jarabes, pastillas y menjurjes, hacerse los exámenes ordenados, dejarse meter tubos por todos los agujeros naturales accesibles a la ciencia y a la técnica, etc., no se mejore de los males, se agrave, o note que la medicina le está produciendo otros problemas, o el costo del tratamiento es inaccesible, o el galeno le dice que tiene que tomar droga de por vida, o le diga que su mal no tiene cura, o le recomiende una cirugía de dudosa aceptación, como deben ser las cirugías (al fin y al cabo la piel que van a cortar es la de uno), o Ud. simplemente considera que tiene derecho a otra alternativa o a otra posibilidad para sus males. Es el momento de acordarse de las llamadas medicinas alternativas, o complementarias, o "las Otras", o "la Otra", como se le puede llamar cariñosamente (¿por qué será que "la Otra" siempre suena más cariñosa?).

Aquí nos acercamos a la segunda parte de la cuestión. Recuerde que hay medicinas y médicos que le pueden ofrecer otras miradas y otras soluciones. Pero, ¿a quién escoger?, o ¿cómo escogerlo? Hay tantos médicos y tantas medicinas que se ofrecen y se auto-venden como las mejores: el Naturismo, las Yerbas, los Rezos, la Magia, la Homeopatía, la Terapia Neural, la Auriculomedicina, las Esencias Florales, los Imanes, la Relajación, el Yoga, la Medicina Ayurvédica, la Sugestión, la Antroposofía, la Reflexología, la Quiropraxia, la Osteopatía, la Hipnosis, la Cromoterapia, las Técnicas de Feldenkrais, la Acupresión, la Musicoterapia, y más de 200 etcéteras.

A Ud. le han informado que todas son buenas; todas se anuncian, se auto elogian y se venden; todas curan todo; todas lo saben todo; todas tienen, o quieren tener, una respuesta para todo; todas son eficaces para todo; todas son esperanzadoras; todas ,en fin, han caído en la feria de las vanidades, y en el consumismo de la máxima medicalización. Además de estos cuentos con que se las quiere hacer aparecer, al no estar reglamentadas oficialmente ni reconocidas por los organismos legisladores médicos ni ser enseñadas en instituciones oficiales, se prestan para que entre ellas se cobijen charlatanes, explotadores del dolor ajeno, vendedores de quimeras, ignorantes que se agrupan bajo el título de universidades extranjeras que venden títulos y asistencias a congresos imaginarios, vividores esquilmadores de los bolsillos de los desesperados, tránsfugas y desechos de la medicina oficial que esconden su mediocridad y deseos de hacer dinero en "lo alternativo", masca-chicles cerebrales, vendedores de específicos milagrosos, y ,en fin, una cantidad de personajes que se amparan en esa falta de control y florecen a la sombra del boom de lo alternativo, que muchas veces se confunde con lo esotérico, lo religioso, las artes adivinatorias o el ocultismo. Sin que nada de esto se niegue, hay que separar lo uno de lo otro.

Así que aquí van siete consejos (número cabalístico, por cierto), para que Ud. se pueda guiar en la búsqueda de una buena posibilidad alternativa:

  1. No busque en las páginas amarillas, no es lo mismo buscar un plomero o una casa de trasteos que un médico.
  2. Prefiera a alguien con título universitario de médico, hay mayor responsabilidad civil, se supone que debe de tener unos conocimientos más sólidos, tiene, o debe de tener compromisos y juramentos éticos que lo obligan a ser más responsable.
  3. Evite caer en manos de personajes que anuncian brebajes secretos, o que dicen poseer conocimientos no alcanzables por ningún otro mortal, o que se anuncian como curalotodo, o que, además de curarlo a Ud., le arreglan el matrimonio y le alejan las malas energías («energía»: palabra que se puede usar para todo y para nada, y que en muchas ocasiones sirve para esconder la estupidez, la ignorancia o la mentira, tenga cuidado con ella y con los que la utilizan con mucha frecuencia). No confíe en curaciones mágicas, ni en representantes de espíritus ya idos o de extraterrestres por venir. Mantenga siempre una sana posición crítica.
  4. Si conoce ya un médico con el que Ud. o su familia hayan tenido buenas experiencias, no lo olvide, no ande buscando seres de moda, recuerde que el asunto no es de las Páginas Amarillas.
  5. No se deje deslumbrar por "fachadas" y slogans de las llamadas "clínicas alternativas", que no hacen más que remedar las clínicas y las unidades ortodoxas o convencionales. Esas clínicas alternativas muchas veces son sitios en los cuales, desde que Ud. traspasa el umbral, hay una mano de médico extendida que le extrae dinero por todo o por el más mínimo servicio o acto terapéutico. En esos lugares se escucha más el timbre de la registradora que el corazón solidario de la medicina. Le cobran por el punto, por el consejo, por el suero, por la mirada. por la medición, por el pase mágico, por la ampolleta, por la pastilla, por la palmada en la espalda o por la sonrisa. Casi que no hay estafador que no sea simpático. No se deje engañar, permanezca ojo alerto y bolsillo cerrado.
  6. No confunda buscar un médico con la compra de un carro, una bicicleta, una nevera o un televisor. Espabílese, no es el mejor el más caro ni el que más luces o servicios tenga. No crea en consultorios en los que le ofrecen masajes, acupuntura, terapia neural, naturismo, sofrología, gurús, maestros, regresiones, imposición de manos, religiones, credos, sectas, ozono, oxigeno, transoxigenaciones, y mil técnicas más a la vez y al mismo tiempo. Al final no hacen nada bien hecho. Recuerde que cien burros colocados uno detrás de otro no forman un avión, no dejan de ser más que cien burros... Todas las medicinas, incluso la ortodoxa, son buenas en su justa medida, hay que ejercerlas con respeto, con conocimiento, con responsabilidad y con ética.
  7. Si Ud. quiere ir donde un curandero, un brujo negro, o un thewalla indígena búsquelo en su región y en su etnia, allí tiene una gran representatividad y sustentabilidad social. No confíe en los brujos citadinos que tienen aire acondicionado, cantan rock y cobran en dólares. El Taita Martín o el Tocayo trabajan en Sibundoy o en la costa Pacífica.

Es que uno mismo, como médico que ha buscado alternativas desde hace años, se siente muy triste al ver cómo posibilidades de curación y ayuda que se les pueden brindar a muchas personas, son desacreditadas por el mal manejo que se les da y por la charlatanería que las ronda.

La Medicina Alternativa no tiene nada que ver con artes adivinatorias, ni con pecados o deudas por pagar, ni con castigos o juzgamientos del alma. La medicina alternativa, como toda medicina, tiene que ver con el ser humano, con sus dolores, con sus tristezas, con sus cobardías, con sus dudas, con sus contradicciones, con sus falencias, con sus desesperanzas, con sus miedos, con sus limitaciones, con sus enfermedades y con esa muerte que está presente todos los días y que se pasea sentada en el hombro de nosotros cada instante.

No crea en médicos que se creen dioses o intermediarios de ellos.
Esos por fortuna ya se fueron, deben de estar en el Olimpo.